Tendemos a recompensarnos por un trabajo bien hecho y ese factor puede combatir con tus intenciones de perder peso.
De acuerdo con Timothy Church, director del Laboratorio de Medicina de la Universidad Estatal de Luisiana:
“Mientras más pesado sea tu entrenamiento, mayor será la compensación que esperas recibir. Pero una buena rutina no es carta abierta para comer lo que quieras”.
La solución: no confíes en tu fuerza de voluntad para negar un bocadillo bien ganado.
En vez de ello, asegúrate que la recompensa no tenga más calorías de las que quemaste con el ejercicio.
“Haz las cuentas: si quemaste 700 calorías, que tu recomensa contenga menos que eso”, dice Church. O intenta una recompensa que no sea alimento: cómprate una descarga de iTunes cada vez que termines tu rutina, o adquiere boletos para algún partido cada vez que cumplas 10 completas.