fbpx

Misoginia: Odiando a las mujeres

Cuando un hombre manifiesta abiertamente su odio hacia el género femenino se dice que es un misógino. Pero además de la aversión a producen las mujeres y sus conductas, también se habla de la misoginia cuando se es partidario de la liberación del hombre de la dependencia del sexo opuesto (no confundir con el machismo que promulga la posición superior del hombre sobre la mujer).

La seducción no es ajena a este tipo de tendencias. Hombres que han tenido malas experiencia en sus relaciones y han experimentado el rechazo terminan por considerar a las mujeres como las culpables de sus fracaso, creer que todas son unas interesadas y un largo etcétera.

La huella del rechazo

Un hombre que ha sido rechazado por una mujer (o por varias) puede optar por varios caminos: cambiar de estrategia, creerse totalmente incapaz de seducir o pensar que las mujeres son demasiado complicadas. La última es en efecto la posición del misógino quien, en lugar de ver en sí mismo los errores, pasa al otro lado y cree que hizo lo correcto y la chica en cuestión es la culpable.

Peor aún es cuando hay un rival de por medio. Entonces el misógino con envidia y celos en us máxima expresión la acusa de “puta”,”fácil” o “interesada”, al tiempo que afirma que el tipo la sedujo no la quiere en lo más mínimo o que no la merece.

Ambos casos son una forma de hallar culpables en lo externo, cuando el verdadero error es no haber sido capaz de generar atracción.

Cero resultados

Lamentablemente de esta tendencia no se puede extraer el aprendizaje que sí se alcanza cuando se acepta la realidad. Debido a que el misógino se aferra a su percepción negativa de las mujeres, cada vez que interactúa con una mujer ya tiene un prejuicio formado que le impide adecuar la estrategia correcta.

Se activan modos de pensar como “es que a las mujeres hay que tratarlas mal, eso es lo que les gusta”, lo que los lleva a pasarse de indiferentes, ordinarios o amargados….. ¡y tampoco les funciona esta actitud!

Si tienes los síntomas…

Lo primero es examinar brevemente tu pasado. Si tienes un historial relativamente amplio de rechazos o muy pocas amigas evalúa el porqué. ¿Eres poco sociable? ¿Te has mostrado como el chico bueno? ¿Te ha nfaltado seguridad y confianza? Si eso es así, es mejor que aceptes que fueron errores tuyos y no una mala intención de ellas.

Lo segundo es pasar la página. De las malas experiencias queda un aprendizaje que muy pocas personas logran apreciar y tienes todo el tiempo y las oportunidades del mundo para transformarte en un verdadero seductor.

Por último, acepta el hecho de que es imposible que todas las mujeres se comporten igual. Sí, es cierto que hay mujeres interesadas, caprichosas, inmaduras y demás, pero encontrarás igualmente aquellas que valen la pena: divertidas, interesantes, apasionadas, afectuosas…..

Just Livin Man!

Deja un comentario