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2 claves para evitar los silencios incómodos en una conversación

Hoy quiero hablarte de una situación bastante frecuente para tímidos e introvertidos y son los incómodos silencios en una conversación.

Para cualquiera son bastante indeseables esos momentos en una charla cuando se te queda la mente en blanco y simplemente no sabes qué decir.

Y sientes una pequeña vocecita en tu interior que te dice “maldita sea, di algo”.

Y allí te das cuenta que tanto tú como la otra personas se están evitando mutualmente el contacto visual, y seguro cada uno está esperando la forma de salvar el momento.

Es como si la mente se fuera de vacaciones, te abandonara y te deja sólo para que te ocupes de cómo recuperarte de un silencio incómodo.

Te preguntas: ¿Será mi culpa todo este momento raro que estamos pasando?

A todos nos ha pasado… nos pasa y nos volverá a pasar.

La buena noticia es que es que hay algunas cosas que puedes hacer para evitar los silencios incómodos, yo mismo he investigado del tema y he encontrado algunas soluciones por allí y otras que yo me he inventado y que me han funcionado a mí y a mis clientes. A continuación te las comparto dos de ellas:

1. Aprende cómo llevar una conversación: El primero paso es bastante directo. Si no sabes qué decir entonces debes aplicar urgentemente la estrategia de “hilos de conversación” que comparto en el e book gratuito “Crea y multiplica tus círculos sociales en 25 días”, ésta estrategia está en el día 15 página 54. Esa simple técnica me ayudó a nunca quedarme sin tema y hacer algo inteligente: poner a hablar al otro cuando me quedo sin tema y a partir de allí literalmente “prenderme” a alguna de las ramas de conversación que la otra persona me da.

2. Cambia la forma en la que actúas después de un silencio. Personalmente siempre me echaba la culpa de los silencios incómodos en una conversación, pensaba que yo era el culpable por simplemente no saber qué decir a continuación.

Eso me provocaba una gran tensión y activaba mi ansiedad. Al estar tensionado la otra persona veía mi incomodidad y también se tensionaba. Era un círculo vicioso de tensión y silencio.

Allí me di cuenta de algo.

La mayoría del tiempo era mi tensión tras el silencio lo que creaba la incomodidad. No era el silencio por si mismo. Así que la solución es no ver el silencio como la gran cosa.

Este mensaje no es sobre cómo evitar los silencios, sino cómo evitar los silencios incómodos. Y este simple cambio en tu marco mental se llevará la “incómoda incomodidad”.

Cuando hay un silencio me relajo y trato de disfrutar el silencio, conectarme con lo que suena y se oye afuera de la conversación, con las personas que pasan, con mi cuerpo y su posición en el lugar, incluso observo detalles que había pasado por alto en la otra persona ¿Qué tanto ha bebido? ¿Qué reloj lleva? ¿Qué accesorios lleva? Es como si el silencio fuera la oportunidad de ser un mejor observador de lo que me rodea.

Las pausas en las conversaciones son normales y suceden incluso en las charlas más entretenidas, incluso entre las personas más cercanas. Es imposible, literalmente, tener conversación todo el tiempo. Incluso las hay en la radio y se llaman “comerciales o publicidad”.

Si ignoras el silencio como un factor de estrés o de tensión simplemente no habrá incomodidad. Y si lo usas a tu favor puedes tomar algo que te llame la atención de tus observaciones mientras había silencio para re-enganchar la conversación. Por ejemplo:

– ¿Te has dado cuenta que este sitio se llenó de un momento a otro?
– No se si somos los únicos que no estábamos prestando atención al partido de futbol
– Me llama la atención que te gustan las pulseras de conchitas

Los comentarios situacionales son una excelente estrategia para reiniciar la conversación.

Hay otras técnicas de relajación que luego te compartiré en otro correo y que son geniales para disminuir la tensión y la ansiedad. Por ahora es importante que te veas que centrarse en el mundo exterior te ayuda a rebajar la tensión, en lugar de estar martillando tu cabeza con cosas como “Di algo idiota… se está aburriendo” o “Qué digo por Dios, ¡Qué digo!”

Seguro estas dos herramientas harán que disfrutes aún más tus conversaciones.

Silencio

Silencio Cómodo 🙂
Just Livin Life!

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