En muchas ocasiones, debemos de realizar un compromiso no sólo con nosotros, si no con los sueños con los que tenemos puesto nuestras esperanzas, nuestras metas deben de tener una promesa, y seguirla todos los días. Motivarnos también es otra de los motivos para repetir éstas simples palabras para nosotros.
…Prometo seguir siempre adelante
aunque el viento sacuda la nave,
aunque las olas intenten arrancarle
el timón que la conduce
cargaré con todas estas cruces
y seguiré adelante, siempre adelante…
…Quizá pierda en el camino tan temido,
mis sueños y anhelos más queridos,
tal vez ancle en algún puerto
creyendo que mi corazón ha muerto…
pero con Fe firme he de seguir
combatiendo las penas que me quieren hundir.
Seguiré adelante en esta nave,
como si fuera un ave,
como el ave fénix renaciendo
y cada dolor convirtiendo
en Rosas para mi alma,
para que se sienta otra vez en calma.
Permitiéndome la dicha y la esperanza
de que puedo a esta nave comandarla
y surcar los siete mares si es preciso
para que mi destino no sea el mismo,
el que hoy me lleva a preguntarme
¿Que debo hacer para seguir adelante?
Por eso…
Prometo seguir siempre adelante
aunque el viento sacuda la nave,
aunque las olas intenten arrancarle
el timón que la conduce
cargaré con todas estas cruces
y seguiré adelante, siempre adelante…
Que éstas palabras sean una promesa, no serán para mí, serán para tí con todo el respeto que te tienes, y que el repetirlas no sea un hecho de simple rutina, si no sentir la motivación, el compromiso contigo mismo es lo que distingue a una persona de otra que sólo desea