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4 razones por las que las personas inteligentes fallan socialmente

Si te consideras una persona inteligente, seguro este post será lo más interesante que leerás en un buen tiempo.

En mi experiencia de ayudar a personas a superar la timidez y la ansiedad social hay un patrón que me sorprende encontrar con demasiada frecuencia.

Se llama la “Paradoja del fracaso del genio”

La “Paradoja del fracaso del genio” es la tendencia de las personas muy inteligentes a tener bajos niveles en sus habilidades sociales y una baja confianza y autoestima.

Después de verla una y otra vez, personas supremamente inteligentes, cultas y preparadas que tropiezan socialmente una y otra vez, que están solos y solas, sin pareja, y que no se sienten valiosos, amados e importantes, hoy quiero compartirte mis impresiones sobre lo que está ocurriendo.

Lo primero que debo decir es que las mismas características que hacen que probablemente seas muy inteligente están haciendo que seas torpe socialmente. Es como si para ir a la tienda de la esquina casa prefirieras tomar un cohete o helicóptero a simplemente ir caminando o por mucho en bicicleta. Por supuesto, es difícil imaginar una situación donde una mente inteligente pueda estropear las situaciones sociales.

Pero es así.

Así que a continuación te compartiré algunas de esas razones para que descubras qué puedes cambiar en tus hábitos de pensamiento y acción.

Razón 1: Las personas inteligentes suelen buscar más información que habilidades.

Muchos buscan píldoras mágicas o simplemente buscan “entenderse mejor”, informarse mejor sobre la teoría del asunto, pero no encuentran o no buscan herramientas prácticas para mejorar sus habilidades. Tienen una tremenda resistencia a practicar y a actuar, y piensan que comprendiéndolo todo a un nivel intelectual encontrarán la solución. Por ello mi ebook “Crea y multiplica tu círculo social en 25 días” busca que te pongas manos a la obra.

Razón 2: Piensan mucho.

Una de las cosas que más me enfadaba antes era ver cómo las personas más superficiales eran las que tenían mayores habilidades sociales. Seguramente lo has podido ver también. Y me enojaba que los más inteligentes (modestia aparte) teníamos más dificultades. ¿Cómo era posible semejante cosa?

La explicación es que conversar y socializar no son asuntos que se puedan resolver pensando.

El ajedrez sí, el ajedrez si se resuelve pensando. Conversar no.

Pero eso es lo que intentan hacer los tímidos y los ansiosos sociales. Si no pueden pensar en algo que decir, entonces piensan en por qué no pueden pensar en algo que decir. Y una de las maneras que tienen de mantener ese exceso de pensamiento es hablando demasiado consigo mismos, y lo que logras con ello es dejar de prestar completa atención a lo que dicen las personas con las que estás conversando, es como estar en una ensoñación.

Si dejas de mantener esa conversación contigo mismo vas a poder escuchar mejor y vas a poder fluir mejor, por ello cree el ejercicio de los niveles de escucha que encuentras en mi ebook “Crea y multiplica tus círculos sociales en 25 días”.

Razón 3: Su mente les sabotea.

Y acá ocurre algo que me parece realmente fascinante, y es que se imaginan, de una forma muy creativa, el por qué las situaciones sociales saldrán mal. Por ello se niegan a experimentar y tienen una mente demasiado crítica frente al cambio y la posibilidad de hacer cosas diferentes. Seguramente les han pasado cosas incómodas, pero su mente las generaliza a todas las circunstancias, personas y contextos posibles.

Tras usar toda esa imaginación en recrear posibles situaciones incómodas, vergonzosas o desafortunadas, generan poderosas emociones negativas que terminan paralizándoles y provocando que decidan no intentan ni hacer nada, pues ¿por qué intentar hacer algo que ya sabes que va a fallar? ¿verdad?

Suena lógico pero no funciona cuando intentas dar pasos para superar la maldita timidez y la ansiedad social.

Quedarte quieto es justamente lo que no debes hacer.

La timidez y la ansiedad social tienen en común la capacidad de agrandar y sobre estimar la posibilidad de fallar, la posibilidad de que lo malo ocurra, la posibilidad de la vergüenza y la incomodidad.

La realidad es que los pequeños fallos son necesarios para mejorar las habilidades. Sin fallos no hay mejoras. Además, nuestra inteligencia tiene la capacidad de ayudarnos a fallar cada vez menos y ser más precisos.

Razón 4: No pueden lidiar con el miedo y otras emociones.

La fortaleza de una persona inteligente está en su mente.

Su debilidad se encuentra en sus emociones.

Y muchas personas inteligentes se encuentran paralizadas por el miedo.

Detenidas.

CONGELADAS.

Y como no son buenos lidiando con emociones pues se vuelven expertos reprimiéndolas, huyendo de ellas o convirtiéndolas en impresionantes acertijos que intentan resolver pensando.

Recuerdo cuando prefería seguir estando sólo a tener que enfrentarme a las emociones de miedo y angustia que me generaba interactuar socialmente o justamente con aquella mujer que me encantaba.

Hasta que decidí afrontar mis miedos y mis emociones una a una y fui aprendiendo a manejarlas.

Creo que una de las razones por las que me parece llamativa la “Paradoja del fracaso del genio” es porque he tenido que luchar contra esas cosas toda mi vida. Y no estoy diciendo propiamente que sea un genio, simplemente digo que siempre me pregunté por qué era tan bueno resolviendo casos en mi campo, con datos, cifras, información, filosofía y demás, pero tan malo con las personas y con las mujeres que me gustaban.

En el próximo correo te compartiré una técnica que me hizo empezar a bajar mi nivel de ruido mental y conectarme con mi cuerpo.

Cuando supe que debajo del cuello estaba la respuesta, y que dejando de pensar que sólo era mi cerebro, allí empezaron a cambiar las cosas a un nivel muy positivo.

Como te dije esto no se trata de fórmulas mágicas, se trata de generar nuevos hábitos que produzcan resultados paulatinos pero seguros. Y en ello estamos 🙂

Just Livin Life!

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