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El Principio de la Escacez

Limita voluntariamente tu disponibilidad para aumentar involuntariamente su interés
– David DeAngelo

Un Ferrari, un Premio de la Academia, los diamantes… deseados por muchos, alcanzados por muy pocos. ¿Qué pasaría si todo el mundo tuviera un Ferrari o los diamantes crecieran como arroz? Perderían todo su valor por el simple hecho de que cualquier persona podría adquirirlos, la exclusividad hace que el precio de un bien se incremente aun cuando la vida no dependa de éste.

El gato y el cordel

¿Has visto alguna vez a un gato jugando con un cordel? Cuando el cordel se balancea encima del felino, éste hará todo cuanto sea posible por alcanzarlo: salta, corre, se vuelve loco. No hay otra cosa que pueda distraerle de su objetivo. Pero tan pronto lo consigue, lo deja en el suelo y se aleja. El cordel es aburrido, dejó de ser un reto.

Esta metáfora explica a la perfección cómo tu actitud se encarga de enmarcar el juego. El convencionalismo clásico nos ha enseñado que debemos estar ahí para ellas, suplir sus necesidades, acudir a su llamado tan pronto como sea posible. Bajo este esquema el hombre hace todo lo posible para ganar puntos, mientras que el seductor crea atracción y coloca a la mujer en una dinámica según la cual es ella quien tiene que ganarlos.

El hombre incondicional

Es muy usual ver que la vida entera de un hombre “gravite” entorno a la de la mujer que le gusta. La invita a salir con frecuencia, la llena de cuanto detalle encuentra, está pendiente de sus cosas y es cambiar su agenda de un momento a otro con tal de verla. ¿Es obvio que le gusta, no? Imagínate entonces lo que ella puede estar pensando, sabe con certeza que ese tipo se encuentra rendido a sus pies: el cordel ya no es interesante.

Sé un reto

Limitar tu disponibilidad cambia por completo los roles. Algo hace click en su mente y comienzan a surgir preguntas como: ¿Con quién está? ¿Qué será tan importante que no pueda verme? ¿Estará con otra? ¿Será que no le gusto? El misterio en dosis adecuadas crea interés.

Tú no eres omnipresente para ella, eres valioso y además escaso. Es así porque proyectas todos esos rasgos de tu personalidad que generan atracción y sin embargo no actúas como perrito faldero. Ella intuye que te sientes atraído, pero le queda la duda. Tú no le reglas nada si antes no se ha esforzado, tiene que merecerte: tú eres un hombre único.

Difícil pero no imposible

El ausentismo el otro extremo. Colocarse a uno mismo en un pedestal hace que ella pierda interés porque asume que estás realmente fuera de su alcance y no tendrá sentido esforzarse por ganar tu atención. Hazle saber que eres un hombre difícil y selectivo, pero que ella tiene posibilidades.

Este post es apenas conceptual, en la próxima entrega veremos algunos tips para llevarlo a la práctica.

Just Livin Man!

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