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Tres trucos para iniciar conversaciones

En el post pasado te dejé un tema pendiente y es relacionado con qué decir cuando entablas una conversación con un desconocido o desconocida. Y te dije que lo peor que podías hacer era llevar material preparado, porque ello en lugar de facilitarte las cosas hacía que fueras demasiado consciente de ti mismo y que no fluyeras.

Hasta allí íbamos ¿verdad?

Hay un montón de libros con nombres como “1001 formas de iniciar una conversación”, escritos por personas con las mejores intenciones, pero no te van ayudar, más no es mejor y tener toda una biblia de frases y palabras no te va a hacer mejor conversador.

El problema no es no saber qué decir

El problema es que no puedes caminar y aproximarte a alguien y empezar a hablar sin miedo, sin ansiedad y sin duda.

Te voy a dar unos consejos para ayudarte en este último objetivo.

1. Empieza conversaciones con relleno: Es decir, habla sobre otra gente hablando.

Si te fijas, la mayoría de las conversaciones empiezan por “¿cómo estás?”, “¿cómo va todo?” o “Oye Juan (o el nombre que sea)”.

Tú: Hey, ¿Qué tal?
Ella: Bien, ¿Cómo vas?
Tú: Bien, por acá viendo cómo se va el Sol después de un día tan maravilloso.

Las personas no se lanzan a una conversación sin algo así al iniciar. Y sonará todo lo repetitivo que quieras, pero así es. No hay gran cosa, no está el comentario súper inteligente o súper gracioso, ello luego se da, pero al inicio, es algo más bien plano y tonto, lo importante es que puedas adaptarte a la respuesta.

¿Y si no hay respuesta?

Pues utiliza las preguntas para invitar a la conversación. Si no hay más que monosílabos pues ¿Qué haces con una puerta cerrada? Intentas varias llaves pero si al final no hay pues no hay, tampoco la vamos a tumbar.

2. La regla de los tres segundos: Debemos adquirir el hábito de hacer las cosas pronto, rápido. Tenemos el hábito de pensar demasiado, de reflexionar y casi filosofar, y en muchas áreas de la vida perdemos momentum u oportunidad porque esperamos y esperamos, y posponemos y estamos pendientes a que los astros se alineen en forma de perro de tres patas para actuar.

Entre más te demoras para actuar menos natural eres y más forzado sale todo al final. Recuerdo cuando empecé a hacerlo, a veces me acercaba con la mente en blanco y decía alguna tontería y me miraban como “y a este qué”, eso llevaba a que me diera risa y a ella se le contagiara, y listo. Era de lo más de cómico para ellas verme allí simplemente buscando tema, pero servía porque enganchaba, incluso aprovechaba eso a mi favor para decir cosas como “hablar con desconocidos es difícil, ¿no crees?”. Y ya.

El maldito inicio no importa tanto como el estar abierto a lo que pase, incluso cuando ello implica reírte de ti mismo. Poco a poco la mente se va haciendo más rápida y resultas improvisando de formas en que hasta el mismísimo Marlon Brando te envidiaría.

3. Temas situacionales: Una de las mejores maneras de iniciar una conversación con alguien que no conoces es hacer un comentario sobre el contexto común que compartes. Si estás en la fila del supermercado, pues habla de eso, si estás en un concierto pues habla de eso, si estás en el salón pues habla de la clase, del profesor o el trabajo, si estás en una cafetería habla de lo que pase alrededor, de ese libro que ella lee, de sus gafas, de lo que sea que esté en el marco de atención de los dos.

Conéctate con lo simple y no le busques 5 patas al gato.

Just Livin Life!

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