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El Chico Bueno

Probablemente uno de los arquetipos más comunes y, dicho sea de paso uno de los peores errores en la seducción, es el del chico bueno. Es la clase de hombre que todo lo hace bien: es atento, caballeroso, romántico, detallista, juicioso, trabajador, no toma licor, no fuma, no mira otras mujeres…….. ¡y fracasa! Es anti-seductor por naturaleza. Pero todo ese arsenal de conductas y su posterior desdicha tienen su explicación…

Condicionamiento Social

Películas, novelas, cuentos de hadas y prácticamente cualquier historia tienen como protagonista un tipo bueno. Luego de insufribles batallas se queda con la chica y viven felices comiendo perdices. Sumado a esto tenemos la música: una gran parte del género femenino se siente identificada con las letras del pop, ¿y de qué hablan las letras de este género? ¡De más chicos buenos!

Como si fuera poco, la religión y la familia nos están semorneando todo el tiempo con el discurso de portarse bien, no herir sentimientos, ser paciente, detallista, etc. Y todavía hay más, cuando le preguntas a una chica como le gustaría que fuera su hombre ideal, ¿a quién suelen describir? ¡A un chico bueno!

Toda esta información reunida crea un modelo a seguir al que lamentablemente muchos hombres se aferran ciagamente. Si teoría y realidad estuvieran alineadas, Peter Parker sería un maestro de la seducción.

Ella es el premio

El chico bueno por lo general sufre de monoítis: tiende a estar detrás de una sola mujer anclado a pensamientos y creencias como “ella es la elegida”, “no hay ninguna como ella, es única”, “yo sé que al final ella se dará cuenta de que somos el uno para el otro”. El marco mental que dirige su estrategia de conquista es el de esforzarse por agradarle a ella, nunca se ve a sí mismo como el premio.

¿Sexo? No, gracias

Otro de los rasgos de este arquetipo es que la mayor parte del tiempo proyecta una actitud demasiado inocente. Él sabe que las mujeres detestan a los hombres que sólo hablan y piensan en sexo, pero en procura de no parecer vulgar ¡no inspira ni un mal pensamiento! Su ingenuidad y falta de malicia producen automáticamente un efecto de mejor amigo.

Pero no es sólo una cuestión de estrategia. No habla de sexo (ni siquiera con sus amigos) porque en su escasa trayectoria con las mujeres no ha llegado hasta ese punto. Un hombre que esté lejos de ser un estímulo sexual para las mujeres arruina su juego en la medida en que es incapaz de generar atracción.

El chico bueno dentro de la relación

No obstante, nuestro amigo a veces consigue su objetivo. Alguna chica buena se ha fijado en él y le ha dado una oportunidad. Repito: ella le ha dado una oportunidad, es la mujer la que lleva las riendas de la relación y eso difícilmente cambiará durante el noviazgo. Su actitud sumisa y complaciente funcionan de maravilla al comienzo de la relación: ella sabe que él no está interesado exclusivamente en el sexo y además siempre tiene a alguien que la escuche y comprenda.

Pero ser un hombre predecible comienza a hacer que la relación se vuelva igualmente aburrida, y la monotonía no demora en aparecer con su mejor amiga: la infidelidad. Otras veces la chica buena es igualmente una idealista romántica incapaz de aceptar el fracaso en la relación. No es infiel, pero tampoco tiene las agallas para terminarle.

Rasgos Predominantes

  • Suele caracterizarse por ser tímido y con ideales románticos.
  • Se porta bien y se siente orgulloso de ello: ir a misa, vestirse bien, peinarse bien, no tomar licor en exceso, no fumar, etc.
  • Es un hombre débil y sujeto a lo que dicte el grupo. Casi nunca es percibido como un líder y suele ser la víctima de las bromas.
  • Habla de cosas poco interesantes (casi siempre intelectuales) porque tiene una vida poco interesante. Simple pero cierto.
  • Su estrategia es tratar de impresionar, pero suele aburrir (y eso lo consigue sin esfuerzo).
  • Las mujeres que lo rodean casi siempre lo hacen porque necesitan favor, petición acompañada de un “gracias, eres un divino”. Obviamente accede con facilidad.
  • Ha tenido muy pocas o ninguna novia. Se aferra firmemente a la relación y le cuesta mucho trabajo asimilar la ruptura.
  • Idealiza a las mujeres antes de conocerlas, por lo que le es prácticamente imposible acercarse para iniciar una conversación.
  • Casi nunca hace contacto físico con las chicas, y cuando lo hace se pone nervioso: le sudan las manos o la sujeta débilmente.
  • Siempre complaciente: “¿A dónde quieres ir? ¿Qué película quieres ver? ¿Qué quieres que cambie en mí?”
  • En las citas invita y paga, porque según él: “así debe ser”.
  • Casi no tiene sentido del humor porque teme perder la aprobación de ella si no consigue hacerla reír. Sus bromas rara vez tienen doble sentido.
  • Jamás habla de sexo, orgasmos o moteles. No quiere ser percibido como un tipo que sólo piensa en eso, además de que su experiencia en ese campo es prácticamente nula.
  • Camina ligeramente encorvado y le cuesta trabajo hacer contacto visual.
  • Tiene casi siempre una voz delgada o prácticamente inaudible.
  • Incluso cuando posee habilidades (como saber bailar) no sabe cómo aprovecharlas para seducir. 

    Just Livin Man!

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