Hace varios posts escribí acerca de los lugares para seducir y entre ellos mencioné el sitio de trabajo. Además de que allí las personas pasan una gran parte de su jornada diaria, la mayoría de los matrimonios ocurren entre personas ubicadas en el rango de 28 a 35 años de edad, que es precisamente la edad laboral.
Por ahora mencionaré algunos de los puntos a tener en cuenta acerca de este tema, tanto para directivos como para empleados, y en el próximo artículo escribiré acerca de cómo seducir en este lugar en particular.
¿Prohibiendo lo inevitable?
Es muy común encontrar en los reglamentos internos de trabajo algún artículo donde se prohíban las relaciones entre compañeros de trabajo, pero en un entorno donde esto es absolutamente normal y lógico, este tipo de reglas terminan por generar apatía hacia la compañía.
Aunque la sensación de persecución y el juego de esconderse puede emocionar a algunos, otros pueden sentirse cohibidos y presionados. En lugar de prohibir los romances de oficina, las políticas de la compañía deberían estar orientadas hacia el sentido común donde se permita un manejo abierto pero prudente de este tipo de relaciones.
La discreción es clave
Las demostraciones de afecto no son pecado, pero dentro del entorno laboral es sensato limitarlas por respeto a los compañeros y sobre todo por cuestión de profesionalismo. Los romances son mal vistos en la medida en que crean la sensación de que el empleado anda distraído y pierde el enfoque en sus tareas por estar al tanto de su pareja.
Distancia física
Por más prudencia a la hora de manejar la relación, es mejor colocar algo de distancia física entre la pareja, particularmente si ambos están ubicados en un departamento pequeño.
Los asuntos personales no tardarán en aparecer en las conversaciones, limitarán la productividad de los dos y terminarán por perjudicar el ambiente laboral.
La jerarquía también influye
Cuando uno de los dos es el superior inmediato del otro es muy probable que surjan conflictos entre lo laboral y lo personal. Las relaciones afectivas son una cuestión de equilibrio, mientras que las laborales están basadas en la subordinación.
Recibir órdenes directas y con cierto grado de frialdad puede herir susceptibilidades y resentimientos entre la pareja al no encontrar armonía entre los dos roles que ejercen (jefe y novio/a), así que lo recomendable es ajustar la estructura mediante traslados en los cargos para que ambos estén al mismo nivel, o a nivel de oficinas para uno de los dos no esté sujeto al mando directo del otro.
Just Livin Man!